La decoración navideña tiene su propia personalidad: la iluminación, el belén, el árbol… siendo la mesa una de las protagonista ya que entorno a ella compartimos momentos de alegría y felicidad con nuestros seres más queridos y por ello debemos prestarle especial atención.
El tamaño de la mesa, su forma y capacidad es fundamental a la hora de prepararla. Una vez que hemos decidido como será nuestra mesa, decidiremos como vestirla. Define su estilo, rústico, minimalista, sofisticado, etc.
Elige los colores de tu mesa: azul, celeste, rojo, verde, blanco, plata, dorados… y combínalos según el ambiente del entorno y lo que quieras transmitir.
Mezclar los elementos decorativos está bien pero deben guardar relación entre sí ya que no es una combinación acertada, por ejemplo: poner un cristal fino con platos de barro o mantel de papel con porcelana fina no sería acertado. Podemos optar por hacer los adornos nosotros mismos, ¡imaginación al poder!
Comenzamos colocando un buen mantel, servilletas, bajoplatos, platos llanos y hondos, bandejas de aperitivos, cubiertos, copas de agua, vino, cava, etc.
A continuación los centros de mesa como las velas, cintas, decoraciones, adornos florales, tarjetas de felicitación… deben guardar sus espacios y no ser un estorbo porque vamos a comer y no a un concurso de decoración. Ningún comensal debe quedar no visible por cualquier adorno decorativo ni sentirse desplazado y recuerda que normalmente las sobremesas son largas y la comodidad es muy importante.
Hay muchos tipos de mesa de Navidad y todas son bonitas porque están preparadas con esmero y llenas de cariño en las que se comparten muchas emociones y tradiciones familiares. Tu mesa dirá mucho de ti.
Nuestra mesa debe ser un conjunto de armonía y distinción.
¿Como prefieres tu mesa de Navidad?
¡Felices Fiestas!
Artículo para VIVESOY DE PASCUAL.