Cumplir años es crecer, madurar, aprender, es mejorar día a día para que el siguiente sea aún mejor.
Y sí, es verdad, me hago mayor.
Los años pasan y la vida me ha enseñado a seguir, a luchar cada día, cada día más, pero también me hace decir: me hago mayor.
En esa expresión de »me hago mayor» quedan implícitas algunas rendiciones que van unidas a la edad por derecho y una de las cosas que la vida me ha enseñado y que he aprendido, es que eso no es así, no debe ser así, no quiero que sea así.
Los años pasan y eso es algo indiscutible, algo inevitable y una realidad incuestionable. De ese avance de los años he aprendido y por ello, a pesar de la ironía de decir que me hago mayor, lo cierto es que en ese «crecer» he crecido, y hoy en día vivo cada cosa, cada instante y cada momento con una intensidad que no cambiaría por nada.
Son más años sin duda, pero son también sensaciones más intensas, más sabias, más vivas. Y por ello, cada paso que doy, lo vivo, lo siento, lo abrazo como algo que no tiene precio.
Me hago mayor y en parte doy las gracias por que ese »ser mayor» hace que saboree un beso como nunca lo he saboreado, que aprecie una caricia como nunca la ha apreciado, que sienta un abrazo de mis hijos como nunca lo he sentido. Hoy en día lo que siento se incrementa, lo llevo dentro de mí y hago que sea un regalo que atesorar.
Estoy en la edad perfecta para vivir en la mayor intensidad que me sea posible. Vivir en la verdad, alimentando el alma, saber y respetar que cada quien actúa desde su historia y sus heridas le permiten. Quiero aprender a mirar lo que no se ve, porque todo lo que se ve es temporal.
¿Es no estar vivo la alternativa al envejecimiento o una enfermedad? ¡Pues por el momento no me interesa!
Estoy en la edad de no dejarme manipular por nadie que yo no quiera, de no sentir culpas que otros me quieran cargar, de no hacer y escuchar juicios sobre los demás que otros hacen desde la desinformación o intereses personales, de no perder el tiempo en conflictos, de no callar lo que creo que es verdad y otras cosas que tampoco se escriben…
Estoy en la edad para ejercer a fondo mi libertad, libertad de saber que si alguien me priva de la compañía de unos, no me priva del amor de otros.
Así que aprovecho para decir GRACIAS a todos los que me acompañáis en este misterioso viaje que es la vida.
Y sí, sin duda, cumplir años tiene sus desventajas, pero ¿quién quiere pensar en desventajas cuando es tan bonito pensar en las ventajas?
¿Que cuántos cumplo? ¡Jajajaja! Toda una vida o incluso dos… 😉